Separación de Iglesia y Estado: un artículo que debemos respetar.
- Profesor Rosario Lozada
- Dec 21, 2017
- 4 min read
“La separación de la Iglesia y el Estado es una fuente de fortaleza, pero la conciencia de nuestra nación no requiere la separación entre el hombre y la fe en el Ser Supremo”- Lyndon B. Johnson.
La Revolución Francesa de 1789 produjo innumerables cambios políticos, económicos yde impacto social que aun en la actualidad seguimos disfrutando. Desde inicios de las civilizaciones, la formación de una poderosa institución religiosa que controlase la vida de laspersonas mediante el miedo a la vida y la felicidad fuera de lo terrenal, durante los siglos XV alXVIII, derivaba en el dominio político y económico de las grandes potencias europeas. La incursión de miembros del clero a las esferas de poder hacía que, con facilidad, la Iglesia estuviera exenta del pago de impuestos y dominaran grandes extensiones de tierra. Mientras las personas estaban sumidas en el miedo, el clero disfrutaba de los placeres terrenales de la vida. La inestabilidad política y la quiebra económica en Francia provocaron que el pueblo francés exigiera cambios por parte de la Corona Francesa.

La Revolución va a traer consigo la redacción de uno de los documentos más importantes: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano donde se estipula que “la libertad consiste en poder hacer todo lo que no perjudique a los demás. Por ello, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre tan sólo tiene como límites los que garantizan a los demás Miembros de la Sociedad el goce de estos mismos derechos. Tales límites tan sólo pueden ser determinados por la Ley”. Esto como respuesta a los abusos cometidos no tan solo por el gobierno frances si no por la poderosa Iglesia Católica francesa que, indirectamente, gobernaba la nación. La redacción de la Constitución francesa de 1791 dio forma final a la idea surgida durante el Renacimiento y consolidada mediante el Racionalismo, de la necesidad de separar la Iglesia del Estado. Dicha necesidad estaba basada en el dominio religioso sobre los pueblos. El racionalismo planteaba que existía otra forma de observar el mundo a través de la razón y no necesaria y unicamente por los dogmas religiosos. De ahí parte la idea de la necesidad de separar la Iglesia del Estado para secularizar las políticas nacionales. Francia se convierte en la primera nación en estampar la libertad religiosa y la separación de Iglesia y Estado en su Constitución.
Tras la Revolución Francesa, el surgimiento de nuevas naciones tomarán como modelo la implementación de un Estado Laico. En los Estados Unidos la frase de separación se le atribuye a Thomas Jefferson quien contempló como positivo construir un muro de separación entre la iglesia y el Estado. La Primera Enmienda a la Constitución de Estados Unidos establece que el Congreso no podrá hacer ninguna ley con respecto al establecimiento de la religión, ni prohibiendo la libre práctica de la misma; ni limitando la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni de solicitar al gobierno una compensación de agravios.

Puerto Rico, que es una propiedad dentro del sistema político de Estado Unidos y que parte de la Constitución Federal no aplican, establece en la Constitución de 1952 el artículo II, sección 3 y 4 donde no se aprobará ley alguna relativa al establecimiento de cualquier religión ni se prohibirá el libre ejercicio del culto religioso. Habrá completa separación de la iglesia y el estado. No se aprobará ley alguna que restrinja la libertad de palabra o de prensa o el derecho del pueblo a reunirse en asamblea pacífica y a pedir al gobierno la reparación de agravios. El 1 de septiembre de 2017, la Cámara de Representantes de Puerto Rico, a través de su página de Twitter, exortó al pueblo puertorriqueño a utilizar la biblia “para reflexionar sobre sus enseñanzas y cómo éstas aumentan nuestra fe”. Posterior a esa publicación se genera una controversia ya que su exortación es una clara violación al sección 3 y 4 de la Constitución de Puerto Rico. La sociedad puertorriqueña es una de características conservadoras y la religión está sumamente arraigada a la cultura. Es parte escencial de la vida diaria de la gran mayoría de los puertorriqueños. Ahora bien, un elemento importante que no puede desatenderse es el hecho que esa gran mayoría de los puertorriqueños no son funcionarios públicos. El artículo II prohibe que a través de las funciones públicas del gobierno se exorte la lectura de la biblia o cualquier otra actividad de índole religioso.
Entonces, ¿dónde esta el problema de la separación de Iglesia y Estado en Puerto Rico? El problema radica cuando grupos religiosos cabildean para promover o detener proyectos de leyes, se les exime de pagar impuestos siendo instituciones sin fines de lucro, obtienen posiciones de poder dentro de los gobiernos y se promueven actividades religiosas desde las oficinas gubernamentales, todo ello en nombre de Dios y de sus instituciones religiosas. Es un tema controversial dentro de la sociedad puertorriqueña. Por un lado, “algunas personas entienden que la separación legal entre estas entidades implica que las personas de fe y el liderazgo religioso no pueden emitir opinión alguna sobre temas políticos.
Por otro lado, otras personas resienten la separación entre la Iglesia y el estado, lo que les lleva a buscar aumentar la influencia de las comunidades religiosas en el gobierno”. Hasta este punto he expuesto el cuestionamiento sobre la separación, pero debo definirles que significa. Los artículos de la Constitución fomentan la prohibición al gobierno de establecer una religión oficial, además del financeamiento con fondos públicos a grupos religiosos en particular. Es importante resaltar que la Constitución no prohibe las prácticas religiosas en el ámbito personal. No cuestiona, ni niega la existencia de Dios puesto que esa no es su función primordial. Como Ley Suprema de una nación, la Constitución debe ser respetada en su totalidad y no aleatoriamente a conveniencia de ciertos intereses. Tampoco impide que la religión opine sobre temas sociales o políticos, existiendo un claro derecho de libertad de expresión.

La escencia de la nación es permitir la representación democrática de todos los individuos de la sociedad. Pero, aunque el gobierno y la iglesia están separados, trabajan en un mismo fin: controlar la sociedad.
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