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Tiempos tumultuosos

  • Profesor Rosario Lozada
  • Jul 3, 2019
  • 2 min read

En una columna anterior escribí sobre el significado de una buena gobernanza. Había planteado que la gobernanza significa el discernimiento sobre la toma de decisiones. Ese ejercicio de aplicar o descartar decisiones en nuestro diario vivir. La gobernanza no solo aplica a la práctica de un buen gobierno sino en nuestra vida personal. Para ello debemos desarrollar el pensamiento crítico.


Lo antes expuesto nos lleva a reflexionar sobre la gobernanza. Según la Real Academia Española, gobernar significa “mandar con autoridad o regir algo”. La autoridad es poder, por lo que, según Foucault el poder es una relación asimétrica y tiene dos vertientes: la autoridad y la obediencia. El poder incita, suscita y produce y no es preexistente si no más bien obtenido, por ejemplo, mediante elecciones. Para Foucault, en la misma formación del poder se dan dos factores co originales: Dominados y Dominantes, que ejercen el poder en conjunto ya que no se puede adquirir ni compartir porque no es un elemento físico. Esta relación ha existido a lo largo de la historia y es la base de cualquier otra relación que pudiese existir.


Puerto Rico es un estado de Ley y Orden. Ésta manera de gobernar hace del sistema político uno increbrantable. Una vez los dominados utilizan algún método de resistencia contra la ley y el orden, el sistema politico se torna vulnerable. Es aquí donde Foucault plantea que se ejerce disciplina para que se vean quienes se rebelan contra el poder y demostrar dominio desde las esferas más altas de poder.


Una manera de ejercer esa disciplina de parte de los dominantes hacia los dominados es permitiendo el derecho a la libre expresión garantizado en la Constitución. El poder es la base de toda relación, pero cuando se utiliza de forma represiva y de resistencia surgen multiplicidades de poder formando un choque entre dos grandes bloques sociales. El poder produce positivamente sujetos, discursos, verdades, saberes, realidades que logran penetrar todos los nexos sociales, razón por la cual no está́ localizado, sino en multiplicidad de redes de poder en constante transformación.


Vivimos en tiempos tumultuosos. En tiempos donde la dejadez y el desentendimiento son la orden del día. Vivimos en tiempos donde se hace más fácil concentrar miles de puertorriqueños en unas fiestas de pueblo que en defender los pocos derechos que nos quedan. Vivimos en días donde existe carencia de empatía por lo humano.


Vivimos en tiempos de austeridad para los puertorriqueños, pero no para el aparato gubernamental. Vivimos en tiempos donde el derecho a la libre expresión y manifestación es coaccionado por las fuerzas de poder del Estado y no se respetan los derechos de los ciudadanos. Vivimos en tiempos donde la educación es vista como un gasto y no como una inversión de futuro. Ese es nuestro Puerto Rico del siglo XXI.


A quien pueda interesar: vivimos en tiempos tumultuosos.

 
 
 

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